Centenares de personas bailan, cantan, disfrutan de un concierto de la banda estadounidense Eagles of Death Metal. Un coche negro estaciona frente a la sala de conciertos Bataclan, en el corazón de París. Tres individuos bajan del vehículo. El horror se adueña de la capital francesa.
Hoy hace cinco años de los atentados reivindicados por el Estado Islámico que sembraron el caos y la tragedia en las calles de París. En la noche de 13 de noviembre de 2015, Francia sufría uno de los ataques terroristas más dolorosos de su historia, que acabó con la vida de 137 personas y 350 resultaron heridas.
El confinamiento eclipsa los homenajes
Las ceremonias para recordar a las víctimas del múltiple atentado comenzaron a las 9 de la mañana en el Estado Saint Denis. El recorrido ha culminado en la puerta de Bataclan, con el telón bajado desde marzo por la pandemia, sin cobertura de los medios como causa del confinamiento nacional. Solo las grandes agencias han podido desplazarse hasta los lugares más castigados por los yihadistas. Las restricciones sanitarias y el nivel máximo de alerta terrorista han obligado a limitar el número de participantes.
El primer ministro, Jean Castex, el ministro del Interior, Gérarld Darmain y el ministro de Justicia, Éric Dupond-Moretti han sido los representantes del pueblo francés en la conmemoración de los atentados. También han acudido la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, y los presidentes de las asociaciones ‘Life for París’ y ’13 Onze 15′. La gran ausencia es la del presidente de la República, Emmanuel Macron, que insiste cada día en la gravedad internacional de las amenazas terrorismo islamista.
El aniversario se produce semanas después del asesinato de Samuel Paty, un profesor de secundaria que fue decapitado por mostrar en clase una caricatura del profeta Mahoma. El asesino, padre musulmán de uno de los alumnos, publicó en Twitter una imagen de la cabeza cortada de Paty acompañada del texto: «En el nombre de Alá».
También en octubre de este año, tres personas murieron en una agresión con cuchillo en la catedral de Niza. El propio Macron calificó el atentado como «un ataque terrorista islamista». Según los testigos, un hombre entró a la basílica armado con un cuchillo y acabó con la vida de dos mujeres y el sacristán al grito de «¡Alá es grande!».
El horror se adueña de la Bataclan, en el corazón de París
La matanza comenzó en los aledaños del Estadio de Saint Denis tras la inmolación de un terrorista. Poco después de comenzar la barbarie, un hombre armado tirotea a los comensales de los restaurantes Le Petit Cambodge y Le Carrillon.
Minutos más tarde, en la sala Bataclan, el escenario más sanguinario, cuatro hombres irrumpieron en el concierto de hard rock al grito de «¡Allahu Akbar!» (¡Alá es grande!) con fusil de asalto en mano. Tras el tiroteo, los asaltantes decidieron retener a las más de cien personas que había en el interior como rehenes. Allí estuvieron durante tres horas, hasta que las fuerzas de seguridad iniciaron al asalto. En ese momento, los terroristas estallaron sus artefactos explosivos. Ochenta y nueve personas fueron asesinadas. 89 vidas se apagaron.
Francia se volvía a encoger meses después del atentado a la redacción del semanario Charlie Hebdo, tras publicar caricaturas de Mahoma en enero de 2015.
