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30 septiembre, 2023
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Pues yo odio Hallowen. Y los zombis. Y la sangre

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Pues yo odio Hallowen. Que no puede haber una fiesta más fea, por favor.

Siempre he sido cagueta y jamás he visto una película de miedo entera. Vamos, ni media. Si acaso el empezar y cuando veía el percal, la quitaba y a otra cosa mariposa. Desde que era pequeña, tenía claro que gastar ese tiempo en pasarlo mal, era tontería. Consciente que luego venia una larga noche por delante, abandonaba todo duda de si seguir sufriendo o no.

No me gustan los vampiros, ni los zombis, me dan pánico la niña del exorcista y la calabaza solo me la como en tarta.  Y si es con chocolate, mejor.

Así que,  la maternidad, junto con otras cosas, trajo a mi vida Hallowen. Hasta que no tuve hijos, miraba a la gente disfrazada  sin entender muy bien de que iba aquello. Confieso que cuando algún niño, tenía la feliz idea de llamar a mi puerta para pedir truco o trato, yo hacía como que no estaba en casa. Y seguro que no era la única.

Celebraba el 1 de noviembre como toda la vida, con  bolitas de mazapán y piñones y huesitos de santo. Ahora que lo pienso, comer huesos de santo también tiene algo de diabólico, pero ya ves, yo que soy golosa, nunca he tenido miedo de algo así.

Hasta que llegaron los trastis. Y la guardería. Y Hallowen. ¿Donde están aquellos disfraces chulos de indio o de princesa? ¿O de león? ¿O de enfermera? ¿Es necesario ir vestido con el labio sangrando y los ojos morados de no dormir en toda la eternidad? (mira tú por dónde que en esto yo no necesito disfraz…) ¿De verdad es divertido para un niño ver por todas partes muertos vivientes? Supongo que los trastis con 3 años no son conscientes; pero a mí me horroriza verme rodeada de repente de gente tan fea por todos lados. Harapos, gusanos, sangre,  calaveras, en fin, fiambres a tutiplén.  Ains, es que es todo muy desagradable. Será que yo no tengo sentido del gusto. O del humor. Porque seguro que hay gente que le encuentra la gracia; pero es que yo no se la veo por ningún lado.

Que no es por no gastar un dinero en el disfraz, que también, es que simplemente me gusta ver el mundo de colores y con una parte amable.  Y tanto negro y tanta sangre me espanta.

El año pasado hice un remix de disfraces para los trastis. Con lo que pude coger de aquí y allá en negro y rojo. En realidad no iban de nada en concreto, ni de drácula, ni de zombi, ni de momia. Me cansé de explicar a todo el que me preguntó que iban disfrazados de Hallowen. Del concepto. Pero que me negaba ver a mi princesa con colmillos y derramando sangre.

Horrorizada me quedé cuando volvieron de la guarde y vi que les habían pintado ojeras y la cara de blanco. Un segundo menos cuarto tardé en armarme con toallitas e intentar quitar aquello y tengo que decir que no fue fácil. Apunte para la memoria, la próxima vez que tenga que pintar la cocina, preguntar donde venden esa pintura blanca de la cara que  no había manera de quitar.

Lo tengo claro, es una fiesta fea, de una tradición ajena a nosotros, pero fiesta al fin y al cabo. No hay cosa que más le guste a un español que celebrar algo. Da igual lo que sea. Mientras haya bebida, comida y jarana, el españolito de a pie se suma a Hallowen y a lo que haga falta.  Faltaría más. Solo por esa razón, se salva.

¿Alguien más odia Hallowen como yo  o en esto me quedo sola?

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